PERDÓNALOS, LEO

41 goles en 46 partidos con el Barça. 4 con la selección argentina en el Mundial, con el resto de estrellas del ataque de la albiceleste marcando 1. Ese es, en datos individuales, elannus horribilis de Leo Messi. Solo un jugador de su dimensión podría recibir críticas desaforadas por un año que en las botas de cualquier otro justificaría todos los premios individuales.

Obviamente, este Leo no es el de hace dos años en el aspecto físico. Hay una razón clara para ello, la exigencia en los entrenamientos. Al igual que en el caso del argentino, llevamos ese mismo tiempo sin ver la mejor versión del resto de sus compañeros. A ese déficit físico hay que añadir un componente táctico. Durante este período, se ha ido diluyendo el juego de posición que tan buenos resultados dio, ese en el que Messi creció. Durante esta última etapa, El Pulga recibía el balón en posiciones cada vez más alejadas del gol y cada vez peor habilitado. Además, problemas personales en los que no entraremos. A pesar de todo este contexto desfavorable, 41 goles, cifras de crack mundial, de futbolista incomparable.

Para lo bueno y para lo malo, siempre se apunta a las estrellas en un deporte que no olvidemos, es colectivo. Las críticas desde la prensa son normales, ya se producían en años en los que logró cifras que se escapan a la PlayStation. De todos es conocido que hay gente del entorno culé que sueña con ver a Messi en París o en Manchester. Lo peor del tema es que la crítica despiadada ha calado en cierto sector de la afición blaugrana. Probablemente, son los bisnietos de los que pitaban a Samitier, los nietos de los que decían que Kubala ya no corre y los hijos de los que señalaban a Rochemback como la evolución de Guardiola. Como mínimo, son sus descendientes intelectuales, ya que demuestran no tener memoria.

Messi lleva una década siendo la indiscutible estrella del Barça, un jugador que ha marcado unas diferencias como no lo ha hecho ningún otro. Le hemos visto hacer gestos técnicos que no podíamos imaginar, realizar las conducciones de Maradona a la velocidad de Adama, le hemos visto cabecear como Kocsis y marcar con el corazón en una final delMundialito de Clubes. El día que Leo se retire, el resumen de sus mejores jugadas será el largometraje más largo de la historia. Esperemos que no se canse de todo el entorno ybusque nuevos horizontes. Mientras tanto, disfrutémosle desde la crítica constructiva pero sobre todo, desde el agradecimiento.

Leo, perdónalos.

(Autor: Ángel Iturriaga )